Taylor Swift ha ganado los dos juicios que tenía con el DJ David Mueller. Por un lado la demanda que el DJ interpuso contra la cantante, en la que la pedía una compensación de tres millones de dólares, por supuestamente haber hecho que le despidieran, despúes de que Taylor Swift lo acusara de haberle tocado el trasero durante una sesión el 2 de junio de 2013, en el Pepsi Center. El DJ criticó de que la cantante se pusiera en contacto con los dueños de la emisora y no con la policía, a lo que la cantante alegó, que lo que quería era tratar el asunto de una manera discreta. El juez William Martínez dictaminó que Mueller no pudo probar que Swift provocara su despido y desestimó la causa por daños y perjuicios.
Esto fue la semana pasada, y hoy se ha sabido, que la demanda que a su vez interpuso Taylor Swift contra el DJ, por agresión sexual, un jurado de Denver, compuesto por seis mujeres y dos hombres, falló en favor de la cantante, tras cuatro horas de deliberación. Esta lo acusaba de haberla manoseado durante el ya famoso concierto de 2013. David Mueller fue hallado culpable por el jurado de Denver y tendrá que pagar a la cantante la cantidad simbólica de 1 dólar, que era lo que la cantante pedía en la demanda.
El jurado consideró probado que Taylor Swift fue víctima de tocamientos por parte del locutor. Después de que fuera leído el veredicto, Taylor Swift abrazó a su madre y en un comunicado agradeció al juez y a su equipo legal por luchar por mí y por cualquiera que se sienta silenciado por una agresión sexual. Ninguna de las dos partes hizo declaraciones a la salida del juzgado.
La cantante también añadió, Mi esperanza es ayudar a esos cuyas voces deben ser escuchadas, por lo que haré donaciones próximamente a varias organizaciones que ayudan a a las víctimas de agresiones sexuales.
El jurado añadió que la madre de la cantante Andrea, y uno de sus representantes, Frank Bell, que también habían sido demandados por el DJ, pueden informar la agresión a la emisora. Mueller había demandado a la madre de la cantante y al director de promociones de la radio Frank Bell, acusándoles de interferir en el contrato que tenía con la emisora, de 150.000 dólares anuales.
