Nuestro nombre de Natalia Lacunza, asienta la premisa de que su música es capaz de llevarnos a otros sitios, a evadirnos a realidades paralelas, siempre mejores que las que tenemos.
No somos realmente muy objetivos con Natalia, no lo solemos hacer con los artistas que tienen talento y consiguen transmitir ese talento, aunque intentemos ser más objetivos y hacer esfuerzos por ello. A veces puedes tener talento pero no transmitirlo, o no saber dar con la tecla. Natalia siempre da con la tecla.
Es verdad que Nuestro nombre no recabará la inmediata obsesión de las emisoras de radio de este país por pinchar la canción. Igual que reconocemos el talento de la navarra, hay que tener los pies en el suelo, y saber que esta canción no entra en los cánones para ser un éxito a nivel comercial.
Pero eso a Natalia no parece importarle, porque sabe lo que quiere. Por eso tras experimentar con EP2, que musicalmente era mucho más rico que Otras alas, Natalia sintiera la necesidad de seguir con esa búsqueda de otros sonidos, que manteniendo una esencia, permitan que su música pueda seguir evolucionando. Así surge la deliciosa colaboración con Cariño en Modo avión y la estupenda Enfance 80 con Videoclub.
Nuestro nombre se mezcla con el pop, con la música de los 80, con los sonidos ambient, con la música electrónica, e incluso con ramalazos del R&B, y siguen mostrando esa evolución constante por encontrar su camino, que en el fondo será el nuestro.
